No ser otro/a. A veces pienso que buena parte de lo que nos define, de lo que nos conforma activamente, es la contraposición con otros diferentes. Con los otros que no somos. Otros que no necesariamente rechazamos, o despreciamos. Por el contrario, puede ser gente que nos despierta curiosidad, admiración o simpatía. Que nos divierte o nos conmueve. Podemos, incluso, imaginar por un rato que somos ellos, como quien toma unas "vacaciones psicológicas" y se distancia por un rato del conjunto de hábitos, tendencias, valores, límites y compromisos que lo conforman. Podemos tener mucho en común con ellos y ellos pueden representar a veces, las opciones que no tomamos, pero podríamos tomar, las vidas que no vivimos, pero podrían ser nuestras. Pero no somos ellos. Y al rato de ponernos en su lugar la imaginación se cansa. Y se vuelve claro por qué queremos escribir lo que escribimos, volver a nuestra estética y a nuestros libros, a nuestra vida y a nuestra casa, a nuestros amigos, opiniones, costumbres, detrezas, gustos y digustos.
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