miércoles, 30 de septiembre de 2009

Las olas

Para qué negarlo?
Estos son días aburridos
con listas interminables de presentaciones que mejorar,
y trabajos que pulir, corregir e imprimir.
Eso, de la mañana a la noche.

Días de perfeccionar viejas rutinas en lugar de probar cosas nuevas.

Salpicados, eso sí, con un poco de Virginia Woolf,
semi-escondida entre los papeles del escritorio.
Virginia que escribe cosas como estas:

No deseo tal como Jinny desea ser admirada. No quiero que, al entrar yo, la gente levante la vista con admiración. Quiero dar, quiero recibir, y quiero soledad en la que desplegar cuanto tengo. " (Las olas)

sábado, 19 de septiembre de 2009

The other side

¿Pero es que no sería interesante a veces ser otra?
Solo por unos días, pienso.
Un fin de semana, una tarde.

Tener el pelo rojo, o del color de la miel,
y un cuerpo más acostumbrado a los esfuerzos.
Usar polleras largas, y pasear por la feria.
Encontrarme con D. todas las tardes, en un mismo café.
Cocinar pan.
Vivir frente al mar en una casa
con ventanas grandes.
Tener un taller que mira al sol
y grabar pequeñas lunas en anillos de plata.
Ser alguien que sabe entenderse con el viento
y con el agua.
Alguien que lee los signos de las cosas.

Tener unos días, no solo para visitar otros lugares,
sino para saltar a otra vida
y probarla de golpe.

No sería ese un viaje interesante?

sábado, 12 de septiembre de 2009

Recuperarse (o volver a ser de una misma)

Lo cual esta vez significa
quedarme en casa el Sábado,
comiendo galletitas con chocolate y bebiendo café.
Calmar los estímulos externos,
y las exigencias internas.
Dejar el mundo fuera.
Destemplado e inquieto
como anda en estos días.
Cerrar la puerta de casa.
Respirar tranquila.

Hasta que poco a poco vuelvan
a gustarme las cosas.