En estos días la gente me habla y yo les contesto pero, en realidad, no estoy del todo allí. Cuestionable, pero cierto. Mi cabeza se niega a pensar en las tareas y en los intercambios diarios, y se pierde sola persiguiendo imágenes, ideas y relatos, o tratando de seguirle el rastro a mis distintos estados de conciencia.
En un cuento titulado "Soledad" Ursula K. Le Guin describe una comunidad de mujeres que se repliegan sobre si mismas para "poder ser personas". Y, me parece, hay algo de cierto en eso. Pero, por importantes que sean estos viajes sin salir de casa, empiezo a pensar que es hora volver a estar acá; volver a cuidar el diálogo con la gente próxima y recuperar el gusto por las actividades cotidianas.
jueves, 11 de septiembre de 2008
Soledad
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