sábado, 24 de noviembre de 2012

Dos regalos

I

E. - mi hija de apenas dos años- me mira sonriente y extiende hacia mí las manos, sosteniendo con ellas un objeto inexiste.
- "E´ un regalo"  me aclara, pronunciando las palabras lenta y claramente.
- "Gracias"- respondo, aceptando el objeto ficticio en mis manos. - "¿Qué es?- añado.
- "E´ un vestido rojo..."- aclara. Y luego añade el detalle más importante: - "con botón".


II

Estoy por salir a tomar exámenes, temprano por la mañana. Preparo la cartera, cargándola con apuntes.
E., que acostumbra a llevar un juguete todas las mañanas a su jardín, me mira. Finalmente reacciona, como quien acaba de detectar una falla y se apresura a repararla. Busca su pelota favorita- plástica, de color fucsia, pequeña (afortunadamente) y luminosa. "Llevála"- me ordena (suele usa un tono un tanto imperativo). Y la guarda en mi cartera. Luego me mira con expresión de "ahora estas lista" y me saluda con un beso.

martes, 18 de septiembre de 2012

H

Hace ya tanto que no escribo...He perdido el hábito, las formas, la práctica.
Pero hoy mi hija, E., de ya casi dos años, acostada a mi lado, comenzó a acariciarme el pelo y me dijo, dos o tres veces, pronunciando la palabra con cuidado: "hermosa".
Y algo así tenía que quedar registrado. 

jueves, 12 de enero de 2012

Experimentos

¿Cómo influyen nuestros hábitos diarios sobre nuestros modos posibles de estar entre las cosas, de interactuar con ellas? ¿Cómo modifican la atmósfera afectiva que nos rodea?

El tiempo que pasamos sentados, el tiempo al aire libre, el tiempo de encierro, las cosas que compramos, el tono de vos con el que hablamos y los tonos con los que nos hablan, la televisión prendida (nunca en mi caso, pero se supone que ésta es una reflexión general), la cantidad de veces que chequeamos mails, los libros que leemos, las horas de sueño, la comida que elegimos, la posibilidad de trabajar a diario con las manos...

¿Cuántas de estas cosas se pueden variar y cuáles de ellas supondrían formas nuevas de libertad o de expansión para algunos, y formas de cansancio u opresión para otros? 

Se me ocurre que uno podría comenzar a experimentar conscientemente con algunas de estas variables (se me ocurre, también, que ya llevo algunos años experimentando incosncientemente con varias de ellas) y ver qué pasa. Apropiarse un poco más de lo que damos por sentado. Sacudir lo que suele estar quieto. Y ver qué pasa.