miércoles, 16 de diciembre de 2009

Trabajo, vigilia y sueño


El lugar perfecto para dormir y vacacionar, vía Bliss

Hace ya dos noches que sueño que tengo mucho trabajo y siento, aún mientras duermo cómoda en mi cama, un terrible cansancio. Al mismo tiempo, en el sueño, sigo pensando en cosas nuevas que organizar, en oportunidades laborales que no pueden perderse.
Luego despierto y recibo invitaciones vacacionales: tengo amigos que me invitan a la playa, amigos que me invitan al norte, D. que me invita al sur. Y querría ir a todos lados. Tener unas vacaciones extensas y desmesuradas. Pero no puedo. Tengo, de día y en plena vigilia, mucho trabajo. Trabajo urgente e impostergable.
Así que, pienso, tendré que disciplinar mi mundo onírico para que, al menos durante las horas de sueño, las cosas sean más divertidas. Voy a aprovechar la siesta para comenzar con el entrenamiento.

martes, 8 de diciembre de 2009

Los Ingalls

D y yo debemos ser la únicas personas en la ciudad que vamos al supermercado con nuestras bolsas de tela en un intento- mínimo- por reducir nuestro consumo de plástico.
Nadie imita nuestra idea. Nadie parece haber pensado de modo espontáneo algo similar.
D. se ríe y me dice que parecemos un par de Amish, o dos miembros de las familia Ingalls.
Sospecho que más de uno debe pensar algo semejante de nosotros.
Y sin embargo, insistimos en esta práctica solitaria. Después de todo, con la edad cada vez cuesta menos esto de ser un poco raro, las bolsas de tela son más cómodas y es bueno no ver tanto delgado plástico blanco asomando por todos los cajones.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Downs and ups

Por otra parte, hay días en los que nos gana el desaliento,
nos miramos malhumorados, nos quejamos de nuestros límites,
y nos vamos a dormir sin cine, sin salida en pareja, sin nada.
Días en los que uno quiere volver para atrás, refugiarse un poco,
abrir las manos
y dejar caer con gusto,
los mil proyectos que hasta ahora
veníamos cuidando como a niños pequeños.


Y sin embargo, pese a ello, antes de dormir me recupero un poco,
envío un par de mail en los que le digo a otra gente que voy a seguir adelante
- ¿hay mejor modo de evitar la caída?-
me comprometo con mantener toda esta compleja y frágil arquitectura en pie.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Al fin: Tiempo!


Vía Dolls and Things

Finalmente llega Diciembre y con él una época de nuevos ordenes.
Un tiempo con tiempo, para desayunar despacio, muchas veces sin levantarnos de la cama.
Para trabajar a gusto con un café y un escón frente a la pantalla.
Para volver a mirarlo todo como si fuera nuevo.
Para recuperar el placer de lo leve y lo fresco.
Diciembre primer mes de verano.
Esto es, mes de recuperación, de expansión.
De concentrarme por horas en el trabajo y aún tener horas
para deambular alegre persiguiendo
los costados más interesantes de las cosas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Woolf y la vida adulta

Piensa Bernard, personaje de Virginia Woolf, en Las olas:

"Sobre el alma suave se forma una cáscara nacarada y brillante, contra la que las sensaciones picotean en vano. En mi caso la cáscara se formó antes que en la mayoría." "Este es el período en el que la perfección atrae. Uno piensa que puede aprender español por el medio de atarse un cordón en el dedo gordo del pie y madrugar. Uno llena los pequeños compartimentos de la agenda con cenas a las ocho, almuerzos a la una y treinta. Uno tiene camisas, calcetines y corbatas bien colocados a su disposición sobre la cama.
Pero esta extremada precisión, este ordenado y militar avance, es un error, una comodidad, un embuste. En lo más hondo siempre hay, incluso cuando llegamos puntualmente a la hora anunciada, con blanco chaleco y corteses formulismos, una caudalosa corriente de sueños rotos, rimas infantiles, gritos callejeros, frases inacabadas e imágenes- olmos, sauces, jardineros que barren, mujeres escribiendo- que sube y baja mientras cenamos con una dama. Mientras uno coloca en perfecta situación perpendicular el tenedor sobre el mantel, mil rostros hacen muecas."

Habla sobre la vida adulta, creo. Y tiene razón. Hay una cáscara que se forma, un afán de perfección y una corriente detrás que, de tanto en tanto, sacude la superficie.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Solos

Entonces, de pronto,
tarde y de noche
la tristeza por los solos.

R. en su departamento, reuniendo algunas fotos.
L. en su departamento, siguiendo una cuidadosa rutina cotidiana
de varias décadas.

Con poco que decir, quizás. Con poco que mostrar.
Con pocos escuchando.

Personas que cuidan un manojo de restos.
Que se han quedado con unas pocas
-muy pocas-
cosas propias.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Ideas dispersas


Tranquility de Blue Moss, vía Automatism.

Pienso, entre otras cosas:

- En mi tendencia a indignarme ante las injusticias, a salir al frente en las discusiones, a la vehemencia, a la defensa de lo que quiero construir pese a los costos. Pienso en otra gente, más callada y más calma. Comparo. Me pregunto cómo deben hacerse estas cosas.

- En nuestra vida con D., en muchos aspectos despojada y, precisamente por ello, más vigorosa. Tantas cosas que hemos dejado de comprar y no extrañamos. Tanta vida cotidiana diferente.

- En el modo extraño en que, algunas actividades recientes, me han acercado a otra gente. Gente que no está en la universidad, que no da clases, que no investiga. En cuánto necesito esos otros mundos. En cuan espaciados e inconexos son aún esos encuentros. En cuan bueno sería afirmarlos y extenderlos. Hacerlos propios.

- En cuánto de la vida adulta consiste en el cuidado, la reparación, la protección de lo que queremos, de lo que nos importa. Y sin embargo, a veces es preciso detenerse. Leer sola en casa, no escuchar ruidos. No levantarme, no cocinar, no cambiar esa planta de maceta, no lavar la ropa, no llamar a los amigos, no ordenar los papeles. Hace falta volver adentro, quedarse quieta, respirar en calma.

martes, 27 de octubre de 2009

Afuera

¿Por qué exponerse?
Si son tanto más cómodas las habitaciones en calma, lo libros, el descanso y el té.
¿Por qué salir a la intemperie, someterse a evaluación y crítica, probar lo que nunca se ha probado,
lo que no conocemos ni dominamos bien?
¿Por qué elegir la incomodidad, la inseguridad, el riesgo?

Y sin embargo, aunque las preguntas sean incómodas, la respuesta es clara: está bien dejar de ser quieta e inerme. Es bueno, pese a todo, estar afuera.
Salir a mirar el mundo. Saltar a probarlo un poco.
Cambiarle, si se puede, los costados.

lunes, 19 de octubre de 2009

Los días sola

Las cosas son así: D. se va y, por alguna razón, me desordeno.
Desayuno un vaso de agua y una galleta.
Dejo la ropa tirada.
Corro a la parada del colectivo. Llego tarde a clases.
Trabajo hasta tarde. Termino proyectos.
Hablo horas por teléfono con amigas.
Veo películas inverosímiles.
Recuerdo que tengo que cenar cerca de medianoche,
bajo a la cocina, prendo la hornalla para preparar fideos,
coloco una pava encima de la hornalla en lugar de la olla con agua y sal.
Advierto el error y me corrijo.

La soledad me gusta.
Disfruto del silencio, de este andar ensimismada de un cuarto a otro.
Disfruto el degustar callada los estímulos del día.

Pero no me gusta comer y dormir sola.
No me gusta seguir con los rituales cotidianos sola.
Tardo en dormirme por las noches
y me despierto temprano
recordando invariablemente algún sueño poco apacible.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Papeles

El papel ocupaba un lugar importante en mi infancia.

No solo el papel blanco que ubicaba en mi mini-escritorio de madera cuando jugaba a ser "escritora", ni los cuadernos con ejercicios tortuosos que preparaba para que resolvieran mis hermanas y primas cuando jugaba a "la maestra" (ocupar invariablemente el rol docente era uno de los privilegios de ser la mayor de la familia).

También eran centrales los papeles de regalos, los papeles de carta que coleccionaba (e infructuosamente intentaba reproducir con lápices y fibras de colores), las figuritas y álbumes de papel.

Y, finalmente, entre de las variedades más queridas hay dos que merecen una mención especial: los stickers y las muñecas de papel, con sus vestidos, sus muebles y accesorios.

Han pasado muchos años desde entonces y, sin embargo, cuando etropiezo con alguien que ha sabido prolongar mis viejas aficciones dándoles una continuidad "adulta", salto con la alegría de la niña de siete años que se reencuentra con nuevas versiones de los viejos juguetes. Versiones a las que el paso del tiempo les ha sentado muy bien.




Viviane Hack Projecto de papel



Viviane Hack stickers

lunes, 5 de octubre de 2009

So good (The Brothers Bloom)



Un película que trata- entre tantas otras cosas-
sobre adultos que aún son niños,
sobre el encierro y el viaje
sobre los relatos auténticos y los inauténticos,
los que atan y los que liberan.







miércoles, 30 de septiembre de 2009

Las olas

Para qué negarlo?
Estos son días aburridos
con listas interminables de presentaciones que mejorar,
y trabajos que pulir, corregir e imprimir.
Eso, de la mañana a la noche.

Días de perfeccionar viejas rutinas en lugar de probar cosas nuevas.

Salpicados, eso sí, con un poco de Virginia Woolf,
semi-escondida entre los papeles del escritorio.
Virginia que escribe cosas como estas:

No deseo tal como Jinny desea ser admirada. No quiero que, al entrar yo, la gente levante la vista con admiración. Quiero dar, quiero recibir, y quiero soledad en la que desplegar cuanto tengo. " (Las olas)

sábado, 19 de septiembre de 2009

The other side

¿Pero es que no sería interesante a veces ser otra?
Solo por unos días, pienso.
Un fin de semana, una tarde.

Tener el pelo rojo, o del color de la miel,
y un cuerpo más acostumbrado a los esfuerzos.
Usar polleras largas, y pasear por la feria.
Encontrarme con D. todas las tardes, en un mismo café.
Cocinar pan.
Vivir frente al mar en una casa
con ventanas grandes.
Tener un taller que mira al sol
y grabar pequeñas lunas en anillos de plata.
Ser alguien que sabe entenderse con el viento
y con el agua.
Alguien que lee los signos de las cosas.

Tener unos días, no solo para visitar otros lugares,
sino para saltar a otra vida
y probarla de golpe.

No sería ese un viaje interesante?

sábado, 12 de septiembre de 2009

Recuperarse (o volver a ser de una misma)

Lo cual esta vez significa
quedarme en casa el Sábado,
comiendo galletitas con chocolate y bebiendo café.
Calmar los estímulos externos,
y las exigencias internas.
Dejar el mundo fuera.
Destemplado e inquieto
como anda en estos días.
Cerrar la puerta de casa.
Respirar tranquila.

Hasta que poco a poco vuelvan
a gustarme las cosas.

viernes, 21 de agosto de 2009

?

Hiato difícil este.

Y triste.

Cómo volverán a ser luego las cosas?

jueves, 6 de agosto de 2009

Soluciones oníricas


Winter postcard de Catia Chien

De chica me enorgullecía pensar que era capaz de soñar las respuestas a mis problemas diurnos.
Me iba a dormir pensando en un tema que no comprendía para un examen próximo y listo, soñaba la respuesta.
Quizás el procedimiento haya funcionado entonces, pero ahora arroja resultados dudosos.
Anoche me acosté pensando en una fiesta próxima, en cierto discurso que tengo que escribir y leer ante mucha gente y en la comida que tenía que cocinar al día siguiente. Por la noche soñe:
a) que escribía un discurso ininteligible acerca del orgullo y el disfrute;
b) que confeccionaba un vestido para la fiesta poniéndome una campera negra de invierno dada vuelta.
c) que preparaba para la cena nachos con chucrut.
Mi mente onírica parece estar perdiendo su vieja sabiduría.

martes, 4 de agosto de 2009

El ancho mundo

Pienso que tendría que escribir a M. para saber cómo está,
preguntarle si sigue preocupada por entender los sueños.
Pienso que debo retomar mis discusiones con E.
Pienso en enviarle un trabajo a S.
Pienso en saludar a G., con su hija chiquita tan lejos.
Pienso en las costumbres que apenas entreví,
de personas distintas en paises lejanos.

Trabajo en casa, me muevo en el ámbito próximo de la gente que quiero y conozco.
Pero estoy teniendo, aparentemente, síndrome de nostalgia inversa.
Creo que extraño el mundo.

domingo, 26 de julio de 2009

Los otros

Días de dejar que las cosas me hablen.
De escuchar a la gente que charla en los cafés
y sonreirles,
casi sin conocerlos sonreirles.
Porque sí. Porque hacen vidas tan distintas,
y hablan
del arte sin dinero,
de ciudades que asustan,
de decisiones que definen
a la persona y a su trabajo.

Días de leer a otros
y conmoverme
al ver con que cuidado
eligen sus palabras.

Días soñar que leo a otros
y sus palabras abren mundos nuevos.

sábado, 18 de julio de 2009

Anticipo

Es bien cierto que, a menudo, el buen trabajo intelectual es producto de la tarea cotidiana de sentarse, hora tras hora y papeles en mano, a leer, subrayar, escribir, conectar ideas. Aún cuando uno se haya despertado gris. Aún cuando mire la pantalla en blanco sin la menor idea de qué escribir. La tarea constante produce, poco a poco, caracterizaciones, argumentos, citas, notas al pie, defensas y agradecimientos.
Pero también está el otro momento. Y, después de varios años en estos menesteres, una foma peculiar de autoconocimiento lo anticipa. Las señales son varias: cierta alegría del cuerpo, la sonrisa por nada, la manos que hormiguean, la ansiedad por sentarse ante la computadora o encontrar en algún lado un pedazo de papel. Uno no sabe aún qué va a escribir. No sabe siquiera qué va a pensar. Pero sabe qué está por escribir algo, que está por pensar algo. Y que probablemente ese algo sea el primer nudo sobre el que uno va a volver una y otra vez en los meses siguientes de trabajo rutinario. Puede que haya creatividad en todo el proceso pero, sin duda, ésta es la parte más tumultuosa y la más entretenida.

sábado, 11 de julio de 2009

Pequeños placeres (no tan) cotidianos

Está mañana tomamos café en una librería,
y D. me regaló Voces de Ursula K Le Guin.

Por si eso fuera poco, compré en oferta una chalina roja.

Y, placer de los placeres, pase al menos seis horas despierta
y alejada de la computadora.

Maneras de disfrutar el Sábado. El invierno. Las vacaciones.

domingo, 5 de julio de 2009

En blanco


Vía Me gustan los picnics

Desde allá lejos todo parecía fácil.
Volver y escribir y escribir.
Pensar, armar, contraponer,
comparar, pulir, cortar y expandir
en el lugar y en el momento apropiados.
Hallar la palabras justas,
la forma clara,
el tono ágil,
la estructura firme, compleja y delicada.

Pero aquí no hay tantos otros pensando a diario,
no hay tanto desafío,
ni tanta novedad en el aire.
Y me quedo mirando la pantalla blanca,
demasiado blanca.

A veces, trabajar cuesta.

jueves, 25 de junio de 2009

La otra lista

Todas, todas, pero todas, las horas del día se van en:
responder mails,
corregir trabajos,
preparar papeles,
leer trabajos ajenos,
preparar preguntas de exámen,
preparar trabajos propios,
traducir trabajos ajenos,
traducir trabajos propios...

Entretanto otra lista crece en vigor y número,
pese a lo cual permanece escandalosamente desatendida.
Esta última incluye:
Arreglar detalles de mi casa para que vuelva a ser alegre y luminosa,
coser y lavar ropa,
terminar los cuentos de Mansfield y El Barón Rampante,
revelar las fotos del último año,
llamar a algunos amigos,
responder mails a amigos,
cenar con amigos,
volver a las clases de yoga,
volver al campo,
volver a cocinar con gusto,
a comer con gusto,
a dormir con gusto...

En este contexto se entiende, creo,
que a veces me encuentre fantaseando que soy vieja y estoy jubilada...

martes, 9 de junio de 2009

La red

En estos días tuve que preparar un trabajo complejo y hubo (mucha) gente que me ayudó (mucho). Las lista de gestos se extiende: M revisando con cuidado obsesivo detalles de tipeado y puntuación. S. corrigiendo el idioma. I. trayéndome tarde por la noche los materiales que necesito. R. aplicando lo que sabe de diseño. L. ayudándome en casi todo, todo el tiempo. Y todos en conjunto, por supuesto, discutiendo renglón por renglón las ideas, café mediante, por la mañana.
Una buena sensación la de formar parte de una comunidad que nos cuida, nos potencia y nos sostiene.

jueves, 4 de junio de 2009

Otra vez


Glass baubles de Caroline Swift,
vía Of paper and things


Una y otra vez, desde muy chica,
la misma sensación:
ese sobresalto alegre,
inexplicable,
ante ciertos objetos.

¿Es esa la famosa "experiencia estética"?

martes, 26 de mayo de 2009

Dualismo

Alguien, que no soy yo, me pide que descanse.
Que duerma muchas horas.
Que camine muchas horas.
Que sienta el viento
(hoy hay viento).
Que me tire en el sillon blanco a leer.
Que no escriba más,
que no corrija trabajos,
que no prepare ese informe,
que no conteste más mails.

Somos dos.
El cuerpo que pide y yo que, por ahora, me impongo.
Pero empieza a requerirse algún tipo de consenso...

viernes, 8 de mayo de 2009

Verano y otoño.

En el verano, cuando todo está en calma y los días alcanzan para pensar cosas nuevas,
suelo sentirme inquieta y comienzo a diseñar planes arriesgados.
Como el de ir a una universidad desconocida a presentar alguna de mis ideas- que nunca están listas pero que, me parece en el verano, ya habrá suficiente tiempo para pulir y corregir- ante un grupo de desconocidos.
En el verano me siento ilimitada, temeraria, lista para probar otros mundos.
En el otoño se aproxima el momento de pagar mis deudas. Y me vuelvo nerviosa y temerosa.
Y me pregunto por qué no habré elegido una vida más tranquila, en la que haya tiempo para plantar hierbas aromáticas en macetas, ver muchas películas, mantener la casa linda y limpia, charlar con los amigos y tomar enormes cantidades de té.

lunes, 27 de abril de 2009

Café en el patio

"Macetitas" de Viviana Bilotti

Nos reunimos entonces, como hace tanto que no nos reuníamos, y hablamos de tantas cosas mientras anochece y tomamos café en un patio lleno de plantas. Y poco a poco me convencen de que esas otras alternativas en las que a veces pienso, de manera intermitente y tímida, son posibles. Que la vida puede expandirse hasta abarcar algun niño o niña que corra por el parque por las tardes, o que escuche cuentos por las noches. Que puede tener otros colores, otros ritmos, otras formas de disfrute. Y que todos ellos pueden ser formas de continuar y potenciar lo que ya hago: genera cosas.
Definitivamente es bueno charlar un rato con las amigas.

lunes, 20 de abril de 2009

La casa en la montaña

Ayer visitamos la casa de H. en el campo.
Comimos el pan que amasa y cuece en un horno de barro.
Vimos el escritorio, desde un segundo piso, con sus enormes ventanas mirando la montaña.
Visitamos el río que queda a unos pasos.
Comimos tarta y café.
Disfrutamos el silencio claro del día
y el silencio oscuro de la noche.
Sentimos que en todo había luz y espacio.
Y todos, creo, nos imaginamos como sería vivir, trabajar y pensar en el campo.
¿Cuánto cambiaría la vida cotidiana en ese otro entorno, abierto y calmo?

miércoles, 15 de abril de 2009

La mañana

Diez minutos para mí, sola en casa, antes de comenzar el día.
Diez minutos para dejar que los dedos recorran el tiempo,
para capturar imágenes de otros espacios,
e imaginar que son míos.

Como este taller con sol.


(vía flor de papel)



jueves, 9 de abril de 2009

Lenguaje no verbal.

Sabemos más de lo que nos dicen. Sabemos leer manos y gestos, silencios y miradas. Posiciones del cuerpo. Hacia dónde gira la espalda? A dónde apuntan los pies? Tonos de voz. Sonrisas. Ritmos del habla y del movimiento. La inclinación del cuello, la curvatura de los hombros, el temblor en las manos, la apertura de los ojos, la elevación de las cejas, el cansancio o la alegría en la piel.
Leemos con velocidad vertiginosa en los cuerpos las intenciones de los otros, sus pretensiones, sus anhelos, sus temores, sus convicciones.
Sabemos más de lo que nos dicen y los otros saben más de lo que decimos. Nos conocemos más de lo que admitimos. A menudo, incluso, sabemos que otros saben lo que no decimos. Y sabemos que saben que sabemos lo que no nos dicen. Y mantenemos así todo tipo de diálogos no verbales, de conversaciones subterráneas que acompañan las a menudo escuetas y convencionales comunicaciones linguísticas cotidianas.

viernes, 3 de abril de 2009

Anticipo

Algo muy bueno ha ocurrido. Tan bueno, que no puedo contarlo como se cuenta una noticia cualquiera. Que no termino de decirlo. Que me quedo callada, o doy un relato a medias, a los familiares y a los amigos.
Algo tan bueno, que aún guardo para mí la noticia, hasta que me acostumbre mejor a ella; la cuido, la llevo -oculta pero cercana- a todas partes conmigo.

Creo, sin embargo, que al menos acá voy dejar un anticipo:

Parece que pronto- y el secreto está en las razones-
volveré a ser la persona que espera en aeropuertos,
que prepara valijas,
que sale de visita al mundo.


domingo, 29 de marzo de 2009

La vida y los ministerios

Mi cabeza parece estar de huelga últimamente. Pero, afortunadamente, otras mujeres escriben posts que valen la pena. Esto es lo más divertido que he leído en un buen tiempo...

viernes, 20 de marzo de 2009

Asociaciones libres

Anoche soñé que compraba un terreno en el campo, con una casa y un río.
En el sueño, me preguntaba cómo iba a hacer para viajar a la ciudad a cumplir con mis obligaciones laborales.
De día, me pregunto que indica el sueño.
De qué quiero escaparme? De la ciudad? De esta sucesión incansable de acontecimientos que requieren arreglo y respuesta? Del no reconocerme en ciertas prácticas y espacios? De cierta gente que resultó tan distinta de lo que yo esperaba (y, aclarémoslo, no era que esperara tanto...)?
A qué quiero acercarme? A una vida más calma, más simple, más tranquila? A una vida de viento, tierra y agua?
O era acaso el terreno que compraba anoche un espacio mental que debo cuidar y proteger nuevamente? Un espacio abierto para las ideas y las sensaciones, una cabeza distinta a la cual poder volver después de inmersión cotidiana en el mundo citadino del trabajo?

miércoles, 18 de marzo de 2009

Por suerte está Katherine

Los días se han puesto difíciles y casi no han quedado espacios.
Todo es responder a quejas y problemas, sortear obstáculos,
prevenir males futuros, evaluar soluciones, reparar daños.
En particular no quedan casi espacios mentales.
No tengo nada que decir, no pienso casi nada que sea mío.
Por suerte, otra gente piensa y escribe, y aún puedo disfrutar leyéndolos.
K. Mansfield, por ejemplo. Por suerte aún están sus cuentos.

sábado, 7 de marzo de 2009

Otras tierras

Fotografía de markku-lahdesmaki vía Heading East

Ir a otro lado. Interrumpir el modo cotidiano de las cosas.
Ver otras formas de vida. Que el cuerpo sienta un ritmo distinto.
Que el té se sirva en otros cuencos. Que sean otras las comidas.
Otras las costumbres. Los gustos. Los sucesos.
Las variedades de lo malo y de lo bueno.

Eso es lo que le pido a la literatura algunas tardes.

viernes, 27 de febrero de 2009

Exploraciones

Esto me ha pasado ya otras veces.
En algún momento hay que aprender cosas nuevas.
Tengo que comprar mi casa, hay que llevar a cabo un trámite complicado, alguien se enferma...
De pronto, me enfrento a cosas que no estaba buscando aprender y a las que el mundo me arroja bastante abruptamente.
Así que abandono las artesanías, el estudio, la literatura, la familia, los amigos, las visitas, el campo.
Todo lo dejo, para salir a averiguar cosas nuevas sobre el modo en que funcionan otras porciones del mundo.
Y aunque extraño mi vida, aunque a veces me angustio, me entristezco, o me asusto.
Aunque no soy especialmente feliz en esos momentos.
Pese a todo alguna parte mía se alegra, solo por el hecho de estar aprendiendo cosas nuevas.
Quizás no las que esperaba pero, sin duda, cosas que me hacen más adulta.
Es una gran ventaja, creo, poder preservar (casi) siempre ese mínimo espacio de disfrute.



domingo, 22 de febrero de 2009

El plan


Lunes y Martes en el campo
aunque sea comienzo de semana.
aunque quede tanto trabajo pendiente.
Hacer lo que nunca se hace,
dejarlo todo a un lado
y disfrutar un poco
del agua,
el viento,
los colores.

viernes, 20 de febrero de 2009

Not good

Pocas tristezas como la de observar a tanta gente mezquina y asustada
dañando a otros y quebrando toda regla,
sólo por el temor de perder (o el ansia de obtener)
una minúscula y escuálida
ración de poder.

lunes, 16 de febrero de 2009

Quién era?

La pregunta me persigue últimamente.
Quién era yo hace veinte años, hace diez, hace cinco?

Mi memoria ya no es la misma. Antes lo recordaba todo.
Pero ahora me encuentro, de pronto, con que he olvidado el nombre de lugares y personas, a dónde pasé las vacaciones hace cinco años, qué hacia por las tardes algunos inviernos, etc.
Quizás solo tengámos un espácio mnémico limitado y los recuerdos recientes estén empujando afuera a algunos de los más viejos...

Sea como sea me niego- no se bien por qué pero me niego- a quedarme, como tantas personas, repitiendo el mismo puñado de anécdotas archisabidas.

Por suerte, allí donde la memoria falla están los cuadernos. Parece que de niña y de adolescente tenía mucho tiempo libre y me dedicaba a dejar constancia escrita de todo lo que me pasaba (la mayor parte ocurrìa adentro de mi cabeza y no fuera de ella, pero esa es otra cuestión). Así es que he pasado cada hora libre de los últimos dos días, leyendo mi propia historia.
Estoy lejos de agotar el material disponible y aún no logro entender bien a la que fuí en el pasado. A veces, encuentro puntos de similitud con el presente. Allí están, desde siempre, el gusto por los libros y por las conversaciones, la soledad, la reserva y la cautela, el placer estético ante ciertas imágenes, la construcción de teorías... Muchas otras veces, en cambio, la persona que se queja o se alegra parece otra. Tiene otros amigos, otras prácticas cotidianas, otro ritmo, otros placeres, otras preocupaciones. Cambios, saltos y quiebres de todo tipo nos separan.
A veces, leyendo recupero un nombre, un fin de semana en el campo, la sensación que tuve una tarde. Otras veces, me entero de cosas que hice y dije, como si leyera una historia ajena. Acepto que estuve allí y que aquello ocurrió, porque el cuaderno lo dice. Pero nada más me indica que todo eso me pasara a mí.
Es una tarea emocionante esta de enfrentarse a la/s que era.
Quien sabe que hará mi cabeza ahora, con tanto pasado recuperado.

viernes, 13 de febrero de 2009

Los años

Le pregunto a mi mamá cómo está.
-Muy bien- me contesta. Y se la ve muy bien.
-Pero creo que estoy envejeciendo- añade sonriente. Cada vez me preocupo y angustio menos por los contratiempos sin importancia, por los enfrentamientos triviales, por las cosas mal hechas que no puedo cambiar... Aunque a la vez hay cosas que me siguen preocupando y a las que me dedico completamente. Porque si no la vida se vuelve gris, no?
La escucho y pienso en algunas de mis noches de insomnio, o en algunas de mis tardes de migraña. En lo difícil que me resulta a veces tomar distancia, elegir las tareas, las personas y los compromisos que importan, y dejar el resto de lado. En las (muchas) veces que me descubro tratando de hacerlo todo, cuidarlo todo, poderlo todo.
Pienso también en tantas personas que conozco que con el tiempo se han vuelto cada vez más quejosas, más irritables, más opacas y oscuras, e hipotetizo- en contra del diagnóstico materno- que no toda vejez viene acompañada de la tranquilidad alegre de la que ella me habla.
Pero, concluyo optimista, si he heredado los genes relevantes, quizás el paso de los años tenga algunas ventajas insospechadas.

lunes, 9 de febrero de 2009

Por allá

Los días afuera han sido distendidos y extensos.
Con horas de sueño y horas para jugar con papeles.
Horas para leer a Marai.
Horas para reirnos con D. de cuanto juego de palabra, apodo, chiste tonto, o neologismo
cruzaba nuestras cabezas divagantes.
Horas para oler a leña por la noche, y a sal y eucaliptus por la mañana.
Horas para mirar al mar y a la gente del mar, tan libre y tan tranquila.

Pero ahora hay que volver.
Y el mundo por acá también presenta, en estos días, costados disfrutables.

viernes, 30 de enero de 2009

Un viaje, un mar

Fotografía de Lena Corwin


Al fin,
después de mucho, mucho,
mucho trabajo,
mañana partimos para el mar.
Una semana de mar uruguayo,
unos libros, el viento de la playa
y, para citarla a ella:
"that beautiful detachment that comes from travel"

domingo, 25 de enero de 2009

The old ladies

En mi familia hay muchas mujeres mayores. Tengo abuelas, tías abuelas y abuelas adoptivas todas de más de ochenta años. De distintas maneras estas mujeres y yo nos entendemos. Tanto que, a menudo, nos invitan con D. a comer a su casa, o a tomar el té. Nos traen bocaditos y tortas de regalo. Me tejen un chaleco o una cartera. O, incluso, me dejan algún saco de ellas que ya no usan para que forme parte de mi vestuario (se ve mejor de lo que suena: mis abuelas tienen muy buen gusto). Pero quizás la práctica más extraña, y al que ha despertado mayor entusiasmo, es la de traerme materiales diversos ("basura" dicen algunas personas poco comprensivas) para mis ratos de artesana. Así que ahora, semanalmente, ellas y sus amigas me alcanzan tapas de frascos de dulces y de botellas, papelitos y sobres, para que los convierta en nuevos objetos.
D. insiste en que hacen todo eso porque soy la "nieta favorita". Puede ser. Pero yo tengo otra hipótesis: creo que me dan esas cosas porque saben que las aprecio. Y porque ellas las aprecian. Porque forman parte de una generación que usaba cosas hechas a mano, que que compraba pocas cosas, las cuidaba y las reutilizaba. Y disfutan al ver que algo de esa forma de vida se recupera en la mía.

jueves, 22 de enero de 2009

Pero qué?

Algo. Un vacío. Un hueco.
Cierta ansiedad que el verano
No logra calmar
Habita
Estas noches conmigo.

domingo, 18 de enero de 2009

Relato ecológico

Estamos en una sobremesa de familia y pregunto, como al pasar, si nadie tiene una cafetera de sobra que me obsequie.
Mi hermana me mira entonces y me dice: La estás pidiendo para no comprar algo que no hace falta...? Y su voz lo dice todo. En los últimos años, calentamiento global y lectura de blogs ecologistas mediante, mis tendencias anti-consumistas se han ido acentuando. Pero esa no parece ser la inclinación de los que me rodean y, aunque no dicen nada al respecto, sospecho que muchas de mis prácticas recientes les parecen excéntricas y/o ridículas. De todos modos, es cierto. Pregunto si tienen una cafetera de más, no para ahorrarme el dinero, sino para evitar comprar algo nuevo que no hace falta. Y eso respondo a desgana, esperando se rían un poco o me reprochen por tacaña.
Pero entonces el novio de mi hermana, por lo general callado, acota: - Yo pienso lo mismo. Para qué comprar lo que no hace falta? Y agrega:- yo vivo apagando las luces de casa, aún cuando el resto se queja y nadie entiende que no es por gastar, es porque se está calentando el mundo...
Es difícil explicar la alegría de ese mínimo intercambio. Saber que, otra persona muy distinta a mí, mucho más joven, con otra vida y otras prácticas, también se preocupa por cuidar un poco más lo que consume y lo que gasta. Saber que hay otros, aunque no sean tantos, intentando hacer de un modo distinto las cosas.

sábado, 17 de enero de 2009

Receta

"Flower" de Natsumi Nishizumi

Si el verano la atrapa con sus encantos y usted quiere dejarse caer en él
pero, por eso de querer siempre abarcarlo todo, ya se comprometió con un proyecto laboral extra de exigencia considerable...
Entonces, la única solución parece ser la siguiente: trabáje poco, pero trabáje.
Sea constante, siéntese todos los días un par de horas frente a la computadora
y escriba cierta cantidad de palabras. No importa demasiado cuales. Después se revisa.
Después se mejora. Tenga confianza en la inspiración futura.
Recuérdese, como una niña, que después de comer la comida sana hay postre.
Y apenas llegue al número estipulado de palabras, apague la máquina
y salga a vivir un poco en el cálido mundo externo.
Equilibre y compense. Mida fuerzas.
Viva al día.
No es bueno agotarse en vacaciones.

jueves, 15 de enero de 2009

Las dos caras

He aquí el verano en puertas y los vestidos del verano.
Las posibilidades de viaje y de disfrute.
De crecimiento, de expansión y de descanso.
El despliegue de comidas, de paisajes, de hobbies.
Todas las formas de ser liviano y felíz en la superficie.

Pero está también la cara oscura. Y basta una de sus formas
-esta vez la del chico que pide monedas en la parada del colectivo-
para sentir que la realidad es otra.
Y que debiéramos salir a ella de algún modo.
Pero cómo?

domingo, 11 de enero de 2009

Señales del verano

Al menos por acá estamos en verano. Un verano insistente y caluroso.
Pero no basta con estar en verano. Para disfrutar el verano hay buscarlo, hay que instalarse, acomodarse y expandirse en él.
Así que, aunque aún me queden unas semanas en la ciudad, con horas de trabajo ineludibles y varias obligaciones tediosas (aunque, quien sabe, quizás postergables), empiezo a armar la lista con las actividades veraniegas que pienso cumplir en el próximo mes:
- Visitar el río durante el día y cenar por la noche alguna comida a la parrilla, en la galería de una casa de campo, con amigos.
- Cada vez que pueda, escaparme de la computadora y nadar en la pileta.
- Caminar por el parque al atardecer.
- Retornar a una (mini) rutina de yoga matutina.
- Preparar licuados, jugos, ensaladas de frutas y ensaladas verdes.
- Salir por la tarde, sentarnos con D. en algún bar con patio y tomar un jugo, una cerveza o- si el tiempo lo permite- el famoso café.
- Visitar cuanta feria y casa de artesanías tenga cerca.
- Comprar un vestido de verano. Y usarlo.
- Leer literatura y ver cine, por la noche, fingiendo que estoy de vacaciones absolutas y que no queda nada por preocuparse, nada por arreglar, nada pero nada más que hacer.

miércoles, 7 de enero de 2009

Razones para la escritura

Esta es una idea vieja, algo que sé hace años. Cuando escribo, sea lo que sea que escriba- desde mis actuales textos académicos y posts en este blog, hasta mis viejos intentos de poemas y relatos adolescentes- la razón es siempre la misma: hay algo que necesito leer, algo que tengo que ver afuera, objetivado en papel (¿para pensarlo mejor? ¿para poder volver sobre ello más tarde?), pero no lo encuentro escrito por ningún otro. No escribo porque crea ser la mejor para llevar a cabo esa tarea (conozco bastante bien mis limitaciones al respecto). Citando a D. que comparte mis motivaciones en relación con este punto, escribo sobre algún tema específico porque "si no lo hago yo parece que no lo quiere hacer nadie".

viernes, 2 de enero de 2009

Mundos

Algunas de las personas más interesantes que he conocido este año son personas que no he visto, ni he escuchado. Leer lo que escriben en sus blogs me ha ayudado, sin embargo, a recuperar y expandir intereses viejos, maneras distintas de ver y pensar las cosas que, por alguna razón, estaban ausentes de muchos de mis vínculos cotidianos.
Tan usuales se han vuelto esos cambios que ahora me detengo, casi sin darme cuenta, en medio de una conversación con amigas que sigue un curso y un ritmo más o menos usual y, cuando me preguntan en que estoy pensando, les hablo acerca de esos temas sobre los que leo y escribo. Les digo que pienso en cuáles son las consecuencias de ser una persona adulta, o en cómo impactan en la felicidad los estímulos diarios, o en lo importante que me parece ahora detenerme en los que estoy haciendo, atender y disfrutar: el sonido de la lluvia en el techo, el viento fresco que interrumpe el verano, el sabor del café. Y entonces ocurre algo extraño. Mis amigas se entusiasman, se enderezan en sus sillas y empiezan a contar como ellas han estado pensando también en cosas parecidas. Y la conversación se vuelve muchos más interesante.
Todo porque, sin saberlo, el mundo virtual y el mundo de la vida diaria, el de las personas próximas y el de las distantes, han entrado en contacto.