Los días próximos no van a ser fáciles.
Mucho por hacer en poco tiempo, mucha presión
y resultados inciertos.
Voy a tener que focalizarme y trabajar hasta que se canse el cuerpo.
Hace años, ante las situaciones de evaluación y competencia, sentía la emoción del desafío.
Ahora, cada vez me interesan más las tareas colectivas y cooperativas. El trabajo intelectual compartido con otros, de manera continua y cuidada.
Pero se espera que vaya y compita. Que reúna mis mejores trucos y habilidades, y las exhiba todas de modo contundente, en un tiempo breve.
Que pruebe ser mejor que los otros.
Me pregunto si vale la pena.
La parte buena es que no estoy nerviosa.
Sí estoy algo fastidiada, por el esfuerzo que me espera.
Por otra parte, es cierto que no todo en el mundo laboral es optativo.
Y después, finalmente, empiezan los meses tranquilos.
Para escribir y leer en calma.
Para hacer bien la parte del trabajo que disfruto.
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