miércoles, 19 de noviembre de 2008

Temores

¿Debemos hacer aquello que tememos hacer? "No", parece ser la respuesta cauta. Después de todo es sensato pensar que el propio cuerpo nos advierte, mediante el miedo anticipado, que ciertas acciones son demasiado peligrosas, que el riesgo de dolerse, quebrarse o romperse es demasiado alto. ¿Y por qué habríamos de despreciar tal capacidad para prever los males y evitarlos?
Sin embargo, también es cierto que las cosas que más queremos asustan. Que solo haciendo lo que temíamos hacer logramos que nuestro mundo se vuelva más extenso. Y que la vida excesivamente cautelosa asfixia.
Dos de las cosas que más me enorgullecen de este año estaban, a fines del 2007, en mi lista de lo que temía hacer. Pero aún quedan al menos dos o tres cosas queridas y temidas de las que no me he ocupado en absoluto.
Pasaran a la lista de desafíos a enfrentar el póximo año, presumo.
Como tantas otras veces, un post de Eireann me hizo volver a pensar en este tema.

2 comentarios:

eireann dijo...

recibí tu mail que me tocaba en el corazón! te responderé más tarde pero quería decirte que me has conmovido. gracias.

uma dijo...

Eireann: De nada! Escribí el mail porque, después de leer tu post me quedé pensando demasiadas cosas para incluirlas en un comentario.
Me alegra que nos entendamos. Es una experiencia poco usual poder hablar de estas cosas!