Nos reunimos entonces, como hace tanto que no nos reuníamos, y hablamos de tantas cosas mientras anochece y tomamos café en un patio lleno de plantas. Y poco a poco me convencen de que esas otras alternativas en las que a veces pienso, de manera intermitente y tímida, son posibles. Que la vida puede expandirse hasta abarcar algun niño o niña que corra por el parque por las tardes, o que escuche cuentos por las noches. Que puede tener otros colores, otros ritmos, otras formas de disfrute. Y que todos ellos pueden ser formas de continuar y potenciar lo que ya hago: genera cosas.
Definitivamente es bueno charlar un rato con las amigas.