Los días afuera han sido distendidos y extensos.
Con horas de sueño y horas para jugar con papeles.
Horas para leer a Marai.
Horas para reirnos con D. de cuanto juego de palabra, apodo, chiste tonto, o neologismo
cruzaba nuestras cabezas divagantes.
Horas para oler a leña por la noche, y a sal y eucaliptus por la mañana.
Horas para mirar al mar y a la gente del mar, tan libre y tan tranquila.
Pero ahora hay que volver.
Y el mundo por acá también presenta, en estos días, costados disfrutables.
Con horas de sueño y horas para jugar con papeles.
Horas para leer a Marai.
Horas para reirnos con D. de cuanto juego de palabra, apodo, chiste tonto, o neologismo
cruzaba nuestras cabezas divagantes.
Horas para oler a leña por la noche, y a sal y eucaliptus por la mañana.
Horas para mirar al mar y a la gente del mar, tan libre y tan tranquila.
Pero ahora hay que volver.
Y el mundo por acá también presenta, en estos días, costados disfrutables.
2 comentarios:
Que lleves contigo aromas y sensaciones y que ellos te acompañen todo el tiempo que estés lejos del mar.
Si! Eso es precisamente lo que tengo que hacer...Por un año al menos, hasta volver al mar. Debo confesar, sin embargo, que en mi primer día en la ciudad perdí toda la calma y el descanso conseguidos!! Espero empezar a recuperarlos dede hoy!
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