Al menos por acá estamos en verano. Un verano insistente y caluroso.
Pero no basta con estar en verano. Para disfrutar el verano hay buscarlo, hay que instalarse, acomodarse y expandirse en él.
Así que, aunque aún me queden unas semanas en la ciudad, con horas de trabajo ineludibles y varias obligaciones tediosas (aunque, quien sabe, quizás postergables), empiezo a armar la lista con las actividades veraniegas que pienso cumplir en el próximo mes:
- Visitar el río durante el día y cenar por la noche alguna comida a la parrilla, en la galería de una casa de campo, con amigos.
- Cada vez que pueda, escaparme de la computadora y nadar en la pileta.
- Caminar por el parque al atardecer.
- Retornar a una (mini) rutina de yoga matutina.
- Preparar licuados, jugos, ensaladas de frutas y ensaladas verdes.
- Salir por la tarde, sentarnos con D. en algún bar con patio y tomar un jugo, una cerveza o- si el tiempo lo permite- el famoso café.
- Visitar cuanta feria y casa de artesanías tenga cerca.
- Comprar un vestido de verano. Y usarlo.
- Leer literatura y ver cine, por la noche, fingiendo que estoy de vacaciones absolutas y que no queda nada por preocuparse, nada por arreglar, nada pero nada más que hacer.
Pero no basta con estar en verano. Para disfrutar el verano hay buscarlo, hay que instalarse, acomodarse y expandirse en él.
Así que, aunque aún me queden unas semanas en la ciudad, con horas de trabajo ineludibles y varias obligaciones tediosas (aunque, quien sabe, quizás postergables), empiezo a armar la lista con las actividades veraniegas que pienso cumplir en el próximo mes:
- Visitar el río durante el día y cenar por la noche alguna comida a la parrilla, en la galería de una casa de campo, con amigos.
- Cada vez que pueda, escaparme de la computadora y nadar en la pileta.
- Caminar por el parque al atardecer.
- Retornar a una (mini) rutina de yoga matutina.
- Preparar licuados, jugos, ensaladas de frutas y ensaladas verdes.
- Salir por la tarde, sentarnos con D. en algún bar con patio y tomar un jugo, una cerveza o- si el tiempo lo permite- el famoso café.
- Visitar cuanta feria y casa de artesanías tenga cerca.
- Comprar un vestido de verano. Y usarlo.
- Leer literatura y ver cine, por la noche, fingiendo que estoy de vacaciones absolutas y que no queda nada por preocuparse, nada por arreglar, nada pero nada más que hacer.
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