La alegría de Enero. Con sus momentos diarios de descanso.
Con el regreso de la siesta. Con el disfrute del viento, del cuerpo, del sol.
Con la lectura voraz de Murakami.
Con la visita a los amigos, a las abuelas, a los hijos de los amigos.
Con las picadas por la noche y la películas de los 80.
Con los días de río que se anticipan.
Con el retorno del gusto.
Y no son vacaciones, no. Ni se puede hacer todo lo que se quiere.
Pero hay felicidad en estos límites. Y quizás también gracias a ellos.
2 comentarios:
Enero con sol, con playa y helados de dulce de leche.
Así es! Aunque en mi caso serán playas de río y no de mar este año...Pero habrá sol y helados de dulce de leche!
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