He aquí lo ocurrido: con D. pasamos tres días en la montaña, con gente nueva y viejos conocidos de países diversos y costrumbres distintas. Escuchamos, e intentamos hablar, otras lenguas. Caminamos al lado del río. Discutimos ideas. Escuchamos algunos relatos biográficos y semi-adivinamos otros, a partir de algunos gestos, posturas y caras. Vimos cómo trabaja otra gente, qué es importante para ellos, qué cosas les resultan obvias y cotidianas. El mundo se muestra, en esos encuentros, amplio, complejo, heterogéno y multiforme.
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