Heme aquí partiendo de viaje, por segunda vez esta semana. Nuevamente, las razones son laborales y me acosan los infaltables apuros (y olvidos) de útimo momento.
Pero, pese a ello, viajar conserva su encanto. Y más aún esta vez, porque viajo con D. y vamos a la montaña. Salir, ver otra gente y otras formas, revisar casi sin querer, las costumbres cotidianas, desordenarlo todo un poco... Sin duda esa es una de la mejores facetas de la vida que he elegido.
Pero, pese a ello, viajar conserva su encanto. Y más aún esta vez, porque viajo con D. y vamos a la montaña. Salir, ver otra gente y otras formas, revisar casi sin querer, las costumbres cotidianas, desordenarlo todo un poco... Sin duda esa es una de la mejores facetas de la vida que he elegido.
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