miércoles, 30 de septiembre de 2009

Las olas

Para qué negarlo?
Estos son días aburridos
con listas interminables de presentaciones que mejorar,
y trabajos que pulir, corregir e imprimir.
Eso, de la mañana a la noche.

Días de perfeccionar viejas rutinas en lugar de probar cosas nuevas.

Salpicados, eso sí, con un poco de Virginia Woolf,
semi-escondida entre los papeles del escritorio.
Virginia que escribe cosas como estas:

No deseo tal como Jinny desea ser admirada. No quiero que, al entrar yo, la gente levante la vista con admiración. Quiero dar, quiero recibir, y quiero soledad en la que desplegar cuanto tengo. " (Las olas)

4 comentarios:

Lucia Olazabal dijo...

SI Virginia te acompaña aunque sea escondida, no puede ser tan malo..
saludos, Lucia

uma dijo...

Lucía: Eso es exactamente lo que quería decir con este post!!
Gracias por la visita!

Dulce dijo...

los días aburridos... que importantes! a la vuelta del tedio está el descubrimiento. El tedio es ese hueco implacable que nos impulsa a buscar la maravilla, a destartalar la silla, a pegar el grito!

bien Uma,
tu tedio me gusta, y Virginia me gusta.
brindo por vosotras! :)

uma dijo...

Dulce: Nunca había pensado de modo tan optimista sobre los días aburridos! Pero es cierto...A la vuelta del tedio suele haber algún buen descubrimento De hecho, ahora, unos días más tarde, estoy nuevamente llena de ideas.
Y Virginia es increíble. Especialmente en Las olas.