Días de dejar que las cosas me hablen.
De escuchar a la gente que charla en los cafés
y sonreirles,
casi sin conocerlos sonreirles.
Porque sí. Porque hacen vidas tan distintas,
y hablan
del arte sin dinero,
de ciudades que asustan,
de decisiones que definen
a la persona y a su trabajo.
Días de leer a otros
y conmoverme
al ver con que cuidado
eligen sus palabras.
Días soñar que leo a otros
y sus palabras abren mundos nuevos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario