Con D. coincidimos en el diagnóstico: a veces el mundo no responde como debiera.
Nada grave, es cierto. Sólo pequeñas señales de descuido, de desinterés, de desgana.
Falta de énfasis. Pocos deseos de hacer bien las cosas.
Pero no por parte de la pequeña E (que es como vamos a llamar a la hija en estas tierras).
Toda ella es atención, intensidad y entusiasmo.
También es claro, pues, el tratamiento.
Es cuestión de quedarse en casa un poco más de tiempo.
Quedarse con esta hija que sabe
como reparar los quiebres y asperezas del día.
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