Entonces, de pronto,
tarde y de noche
la tristeza por los solos.
R. en su departamento, reuniendo algunas fotos.
L. en su departamento, siguiendo una cuidadosa rutina cotidiana
de varias décadas.
Con poco que decir, quizás. Con poco que mostrar.
Con pocos escuchando.
Personas que cuidan un manojo de restos.
Que se han quedado con unas pocas
-muy pocas-
cosas propias.
2 comentarios:
Un abrazo por los solos
Me parece que eso es exactamente lo que necesitan los solos.
Gracias en su nombre (y en el mío cuando me incluyo en el grupo)!
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