miércoles, 25 de noviembre de 2009

Woolf y la vida adulta

Piensa Bernard, personaje de Virginia Woolf, en Las olas:

"Sobre el alma suave se forma una cáscara nacarada y brillante, contra la que las sensaciones picotean en vano. En mi caso la cáscara se formó antes que en la mayoría." "Este es el período en el que la perfección atrae. Uno piensa que puede aprender español por el medio de atarse un cordón en el dedo gordo del pie y madrugar. Uno llena los pequeños compartimentos de la agenda con cenas a las ocho, almuerzos a la una y treinta. Uno tiene camisas, calcetines y corbatas bien colocados a su disposición sobre la cama.
Pero esta extremada precisión, este ordenado y militar avance, es un error, una comodidad, un embuste. En lo más hondo siempre hay, incluso cuando llegamos puntualmente a la hora anunciada, con blanco chaleco y corteses formulismos, una caudalosa corriente de sueños rotos, rimas infantiles, gritos callejeros, frases inacabadas e imágenes- olmos, sauces, jardineros que barren, mujeres escribiendo- que sube y baja mientras cenamos con una dama. Mientras uno coloca en perfecta situación perpendicular el tenedor sobre el mantel, mil rostros hacen muecas."

Habla sobre la vida adulta, creo. Y tiene razón. Hay una cáscara que se forma, un afán de perfección y una corriente detrás que, de tanto en tanto, sacude la superficie.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Solos

Entonces, de pronto,
tarde y de noche
la tristeza por los solos.

R. en su departamento, reuniendo algunas fotos.
L. en su departamento, siguiendo una cuidadosa rutina cotidiana
de varias décadas.

Con poco que decir, quizás. Con poco que mostrar.
Con pocos escuchando.

Personas que cuidan un manojo de restos.
Que se han quedado con unas pocas
-muy pocas-
cosas propias.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Ideas dispersas


Tranquility de Blue Moss, vía Automatism.

Pienso, entre otras cosas:

- En mi tendencia a indignarme ante las injusticias, a salir al frente en las discusiones, a la vehemencia, a la defensa de lo que quiero construir pese a los costos. Pienso en otra gente, más callada y más calma. Comparo. Me pregunto cómo deben hacerse estas cosas.

- En nuestra vida con D., en muchos aspectos despojada y, precisamente por ello, más vigorosa. Tantas cosas que hemos dejado de comprar y no extrañamos. Tanta vida cotidiana diferente.

- En el modo extraño en que, algunas actividades recientes, me han acercado a otra gente. Gente que no está en la universidad, que no da clases, que no investiga. En cuánto necesito esos otros mundos. En cuan espaciados e inconexos son aún esos encuentros. En cuan bueno sería afirmarlos y extenderlos. Hacerlos propios.

- En cuánto de la vida adulta consiste en el cuidado, la reparación, la protección de lo que queremos, de lo que nos importa. Y sin embargo, a veces es preciso detenerse. Leer sola en casa, no escuchar ruidos. No levantarme, no cocinar, no cambiar esa planta de maceta, no lavar la ropa, no llamar a los amigos, no ordenar los papeles. Hace falta volver adentro, quedarse quieta, respirar en calma.