Cinco libros al menos esperan a que tenga tiempo para sentarme a leerlos tranquila, con un café al lado, página a página, sin buscar desesperada un idea, un concepto, un par de párrafos específicos que me resulten útiles para algún trabajo particular que tengo entre manos.
Varios amigos esperan que los visite y me siente, probablemente también con un café al lado, a ponernos al día.
Mi cuerpo espera un tiempo de mayores cuidados.
En los cajones distintos materiales esperan ser manipulados un rato, hasta convertirse en pequeños objetos.
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