I
E. - mi hija de apenas dos años- me mira sonriente y extiende hacia mí las manos, sosteniendo con ellas un objeto inexiste.
- "E´ un regalo" me aclara, pronunciando las palabras lenta y claramente.
- "Gracias"- respondo, aceptando el objeto ficticio en mis manos. - "¿Qué es?- añado.
- "E´ un vestido rojo..."- aclara. Y luego añade el detalle más importante: - "con botón".
II
Estoy por salir a tomar exámenes, temprano por la mañana. Preparo la cartera, cargándola con apuntes.
E., que acostumbra a llevar un juguete todas las mañanas a su jardín, me mira. Finalmente reacciona, como quien acaba de detectar una falla y se apresura a repararla. Busca su pelota favorita- plástica, de color fucsia, pequeña (afortunadamente) y luminosa. "Llevála"- me ordena (suele usa un tono un tanto imperativo). Y la guarda en mi cartera. Luego me mira con expresión de "ahora estas lista" y me saluda con un beso.